miércoles, 3 de noviembre de 2010

La cultura del infeliz


Según pensadores de remarcado prestigio debido a su pensar, la vida es un abanico de posibilidades que determina el rumbo de la misma delimitando el posible accionar. Si tomamos una ruta “A” no podremos tomar una “B” o una “C” al mismo tiempo; y eso a su vez genera nuevas posibilidades y opciones. La ruta “A” nos lleva a una posible ruta “D” o “E”; la ruta “B” a una posible “F” o “G”; y así de manera continua.
                El actor principal de este relato zigzagueaba por los muchos caminos de la vida fiel a esta teoría pero sin estar realmente consciente de ello. Poseía la particular característica de que, por cuestiones de azar, poco conocimiento u otros motivos, siempre elegía (de entre el abanico de posibilidades) el camino más difícil.
                A su vez era poseedor de lo que muchos llaman “buena suerte”.  Era el estilo de persona que al llegar a la parada del colectivo, el mismo se presentaba de manera sincrónica a él. Se recuerda de una vez en la cual saliendo de su casa encontró un billete de lotería, que resultó ser el ganador de un automóvil 0 Km. Cosas de la vida.
                La tan fortuita vida de este personaje (llamémoslo Míster “T”) dio un vuelco inesperado al escuchar a dos personas hablar de un tal libro de nombre “Rayuela”. Cabe aclarar aquí que el Señor “T” poseía, en ese entonces, una cultura de amplitud muy escasa. Alentado por las excelentes críticas oídas del libro en cuestión, se decidió por comprarlo y leerlo. Esta era una actividad totalmente nueva  en su vida y la tomó con el entusiasmo mismo con el que un niño recibe un nuevo juguete.
                Sorprendido por la portada del libro se preguntó acerca de su autor y decidió investigar más del mismo antes de sumergirse en “su mundo de ideas”. Hombre importante el tal don Julio Cortázar, Míster “T” creíase listo para “Rayuela”. Leyó la Introducción y optó por leerlo, la primera vez, de manera tradicional, de corrido. (El libro “Rayuela” puede ser leído de dos maneras: de corrido o siguiendo cierto orden predispuesto por el autor)
                Leídos los cinco primeros capítulos tomó una pausa y, mientras hacía nada, vislumbró que no había entendido nada, pero nada del libro. Y es justamente aquí en donde la vida le jugó una mala pasada y de entre las opciones de “culturizarse” o dejar la lectura, lo envió por la primera. De allí en adelante el personaje pasaría el resto de sus días estudiando, leyendo, aprendiendo. Tratando de ser más culto.
                Recientemente y luego de largos años de “culturización” tuvo el valor de declararse infeliz por siempre. Optó por estudiar filosofía y comprendió el hecho de que mientras más se sabe, menos posibilidades de ser feliz se tiene…