jueves, 29 de octubre de 2009

No es ella, ¡soy yo!

Me levanto, la veo y camino hacia ella. Abro la puerta y al querer pasar, ¡Oh, está cerrada! Me invaden las dudas acerca de mis habilidades para abrir puertas.

Intento nuevamente, realmente quería cruzar. Empujo la puerta tal cual me enseñaron en 2do año de la facultad, analizo el espacio descubierto y lentamente comienzo a pasar mi cuerpo. Pero nada, estaba cerrada otra vez. ¡La pucha, voy a tener que conseguir una particular en puertas!

Me arriesgo por última vez y me lanzo con todo sobre el objetivo. Un gran dolor atraviesa mi cuerpo y me indica que era una pared. Yo, feliz por volver a creer en mis habilidades para abrir puertas y lamentando haber dudado de ellas, me vuelvo a acostar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario